Entrevista con el creador de la máscara de los indignados


   Lunes, 19 de diciembre de 2011

Miles de “indignados” que protestan por la crisis mundial, llevan la máscara inspirada en la novela gráfica V de Vendetta (1982-1988), que se ha convertido en un símbolo de resistencia al poder capitalista y las grandes corporaciones financieras. El creador de dicha historieta, el británico Alan Moore, de 58 años, no se sorprende que el símbolo de ficción que creó hace más de treinta años haya tomado tanta importancia.
La máscara surge de una obra muy popular ambientada en Gran Bretaña durante un futuro cercano y tras una guerra nuclear parcial, con gran parte del mundo destruido. En la historieta, un partido fascista –que Moore ideó en base al gobierno de Margaret Thatcher– ostenta el poder aniquilando a minorías étnicas y raciales. En el centro de la obra se encuentra un misterioso anarquista revolucionario apodado “V”, quien aparece oculto tras una máscara de Guy Fawkes, el conspirador católico inglés que el 5 de noviembre de 1605 intentó detonar el Parlamento británico con pólvora en la Cámara de los Comunes.
“V” empieza una violenta campaña con el fin de derrocar al gobierno e incitar a la población a adoptar una sociedad anarquista. Finalmente, logra detonar la residencia ministerial de Downing Street, centro del poder del “establishment” británico.
“Es interesante ver que un personaje que creé hace tanto tiempo haya encontrado resonancia con los indignados. Creo que la mayoría de la población ha sido presionada hasta un punto límite por parte de las autoridades que deberían representarlos”, dijo Moore a Perfil en su casa de Northampton, al norte de Londres. “Hemos visto una falla económica colosal que fue el resultado de bancos que tomaron riesgos ridículos y sufrimos una cultura de impunidad, en la que los banqueros no fueron penados”, agregó.
Moore es el creador de grandes historietas como Capitán Britania (1982-1984), Superman: For the Man Who Has Everything (1985), Watchmen (1986-1987), Batman: The Killing Joke (1988) y La liga de los caballeros extraordinarios (1999–presente), por nombrar algunos de sus más célebres.
“Las fuerzas económicas han sido más rapaces en su avaricia y ambición que lo que recuerdo en toda mi vida”, sostuvo el artista se declara anarquista. “En el siglo XXI la política no puede ser manejada bajo los modelos del siglo XX. Tenemos en nuestras democracias mandatos cada vez más acotados de la gente y si votamos por políticos, sus acciones una vez en el gobierno muchas veces son opuestas a las que prometieron en las campañas”, sentenció.
El historietista reconoció que existen “muchos medios para organizarse políticamente. Estas tecnologías, como Internet, ayudaron a incrementar todo tipo de comunicaciones entre la gente –sostuvo–. A veces esto tiene aspectos negativos, uno termina con acosos cibernéticos. Pero con la emergencia de movimientos de activistas, como Anonymous, y movimientos políticos como el de Indignados y el Occupy, ha surgido un lado positivo de las redes sociales. La gente ha podido organizarse de manera inimaginable en otras épocas”.
El escritor encuentra grandes paralelos entre los conflictos sociales que sacudían a la Inglaterra de los 80 –huelgas de trabajadores, disturbios callejeros y crecimiento de grupos de ultra derecha–, con la situación internacional actual, consecuencia de la crisis financiera de Occidente. Esas similitudes también pueden verse en V de Vendetta.
“Llegué a pensar en los noventa que los habitantes del mundo habían quedado tan enmudecidos por sus gobiernos y estupidizados por los medios, que tal vez perdieron la capacidad de defenderse, defender a sus familias, su gente, y marcar un límite que no estarían dispuestos a cruzar. Pero parece que esto no es lo que pasó. Hay individuos inteligentes y muy determinados que están allí fuera, y les deseo la mejor de las suertes”, destacó Moore.
El británico recordó que se sintió traicionado cuando salió la versión fílmica de V de Vendetta (2006), una película que terminó siendo un fiasco de ventas y fue rechazada por la crítica especializada. “Se convirtió en una especie de parábola acerca del 11-S, de la administración Bush y de la Guerra contra el Terrorismo. Una analogía burda que la película trataba de hacer y que no estaba presente en el original que escribí”, aclaró Moore.
“Esto que tenemos ahora ni siquiera es capitalismo; este sistema ha hecho que los bancos reciban los mismos privilegios que las monarquías del siglo XVI. Este tipo de movimientos de protesta podrían permitir el nacimiento de una nueva forma de democracia genuina, que se extendería a la arena económica y política”, concluyó Moore, el hombre detrás de la máscara.
Nota publicada en Perfil enviada por Leonardo Boix desde Londres

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