Día del Inmigrante - 4 de Septiembre
"Causalidades", que siempre me llaman la atención....
Me vino la idea como tren embistiendo, provengo directamente de inmigrantes italianos y yo también emigré; lo escribo desde mi propia historia y vivencias:
Emigrado, emigrante. Tantas historias de penas. Ser extranjero y paria en la propia tierra para embarcarse a serlo en otra y ajena. Huir de la guerra, del hambre, de la falta de trabajo y oportunidades del país y cultura que (los) vió nacer, les dió de mamar, los educó y dió e hizo lo que y como son luego se los quitó y por qué, si. Lejos de su familia, lejos de su mundo, tanta distancia de todo. Alienante desesperación de volver y estar entre su paisaje familiar, su entorno conocido, su idioma de madre, su vida de siempre, sus ruidos entrañables, sus olores preciados. Lavarropas en la cabeza, confusión de pensar y hablar constantemente en otro idioma impuesto que no es el nuestro. Triste desarraigo donde encontrar a un compatriota para compartir una charla de modismos muy de ellos que son música, la mas bella. Podrás decir "Yo viajé", pero solo esos lugares viste: a diario ellos los viven, es su día a día como el tuyo asomarte al mundo del instante y vuelta porque podés pagarte permanecer por qué, si; el dejar por un momento tu lugar, el de ellos es hacerlo permanentemente. Destierro cuando no se lo elige, exilio injusto de un mundo condenado que inequidad impone como juicio falsario torcido viciado mal sano que condena al inocente, inequidad cobarde de ejecutar al desvalido. Desesperación cotidiana de despertarse y estar, pero no estar. Vacío lleno de nostalgia y congoja. Tener fuera de la vista y cuanto menos accesibles de guardadas mejor fotos, músicas, recuerdos - objetos y secretos dentro de la propia cabeza. Dolor de no ser, ansiedad por tener que ser como otro y no poder dejar de ser el mismo de siempre. Incontención a fuerza de falta de afectos. Contar para vivirlo. Angustia de que un día quizás no dar mas, y tener que volver sin terminar de llegar jamás. De ellos muchos venimos su sangre por nuestras venas, su cultura en nuestras vidas dondequiera; algunos volvemos pero todos hacia el mismo lugar vamos encolumnados: de ese viaje no escapa nadie y final.
Me vino la idea como tren embistiendo, provengo directamente de inmigrantes italianos y yo también emigré; lo escribo desde mi propia historia y vivencias:
Migrante
Emigrado, emigrante. Tantas historias de penas. Ser extranjero y paria en la propia tierra para embarcarse a serlo en otra y ajena. Huir de la guerra, del hambre, de la falta de trabajo y oportunidades del país y cultura que (los) vió nacer, les dió de mamar, los educó y dió e hizo lo que y como son luego se los quitó y por qué, si. Lejos de su familia, lejos de su mundo, tanta distancia de todo. Alienante desesperación de volver y estar entre su paisaje familiar, su entorno conocido, su idioma de madre, su vida de siempre, sus ruidos entrañables, sus olores preciados. Lavarropas en la cabeza, confusión de pensar y hablar constantemente en otro idioma impuesto que no es el nuestro. Triste desarraigo donde encontrar a un compatriota para compartir una charla de modismos muy de ellos que son música, la mas bella. Podrás decir "Yo viajé", pero solo esos lugares viste: a diario ellos los viven, es su día a día como el tuyo asomarte al mundo del instante y vuelta porque podés pagarte permanecer por qué, si; el dejar por un momento tu lugar, el de ellos es hacerlo permanentemente. Destierro cuando no se lo elige, exilio injusto de un mundo condenado que inequidad impone como juicio falsario torcido viciado mal sano que condena al inocente, inequidad cobarde de ejecutar al desvalido. Desesperación cotidiana de despertarse y estar, pero no estar. Vacío lleno de nostalgia y congoja. Tener fuera de la vista y cuanto menos accesibles de guardadas mejor fotos, músicas, recuerdos - objetos y secretos dentro de la propia cabeza. Dolor de no ser, ansiedad por tener que ser como otro y no poder dejar de ser el mismo de siempre. Incontención a fuerza de falta de afectos. Contar para vivirlo. Angustia de que un día quizás no dar mas, y tener que volver sin terminar de llegar jamás. De ellos muchos venimos su sangre por nuestras venas, su cultura en nuestras vidas dondequiera; algunos volvemos pero todos hacia el mismo lugar vamos encolumnados: de ese viaje no escapa nadie y final.
* de mi autoría
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