Desempleo Tecnológico

Somos muy escépticos ante la recuperación del empleo en el transcurso del tiempo que plantea este artículo, ya hay precedentes en la Revolución Industrial y en la década del '30 muchos debieron emigrar de su tierra y esto sigue sucediendo, con la incertidumbre, desarraigo y consiguiente deterioro de la calidad de vida de quien debe emprender un exilio forzoso, un destierro obligado...y en algunos casos la nostalgia lo vence y debe volver a su tierra.

También muchos pueden caer como "daño colateral", grupos vulnerables como por ejemplo de edad madura con hijos a cargo, discapacidades leves que llevan a descartar postulantes por parte de las Empresas inmediatamente en una actitud Claramente Discriminatoria que debe ser reprimida o paliada con exenciones de cargas impositivas; también afecta a jóvenes. Se verifica muchas veces una sobre-calificación y a la vez una sub-calificación, un encasillamiento en determinado sector del mercado laboral para el que alguien tiene una formación muy específica y por diferentes factores -nepotismo, acomodo, tareas aparentemente simples de realizar por legos que no necesitan acreditación profesional, no son defendidas esas fuentes de trabajo ni por sindicatos ni por asociaciones profesionales- entonces simplemente no ya encaja y esto se puede prolongar años, o incluso relegar a alguien de su derecho al Trabajo Digno de forma permanente, con consiguiente perjuicio en cuanto a lucro cesante, y a su salud física y psíquica que el Estado en el mejor de los casos se ocupa de...paliar, apenas y mal.

Hoy estamos en plena Revolución Tecnológica y creemos no equivocarnos: el optimismo de este artículo es erróneo y hasta contradictorio, fácil de verificar por la cantidad de causas que enumera.

Los Estados con Políticas Efectivas de Reinserción deben Estar Presentes, es la única solución como en el caso de muchos países se verifica, por ejemplo Suecia.

El desempleo tecnológico, ¿habrá llegado para quedarse?

La crisis que comenzó en 2008 provocó un enorme aumento en el número de desempleados.

Un par de investigadores de la Universidad de Oxford, Carl Benedikt Frey y Michael Osborne publicaron, en septiembre de 2013, un reporte en el que predecían que antes de 20 años la mitad de los empleos en los Estados Unidos serían ocupados por robots, máquinas automatizadas y algoritmos. En este estudio se estimó que 47 por ciento del total de los empleos estadounidenses estaban en riesgo de perderse ante el avance de la automatización.

En 1930, el economista John Maynard Keynes escribió su ensayo Las posibilidades económicas para nuestros nietos, en el que esbozaba el llamado “desempleo tecnológico” como un fenómeno transitorio provocado por el desajuste temporal entre la velocidad de nuestros avances tecnológicos para sustituir el trabajo humano y la capacidad social de encontrar nuevos usos productivos para esos trabajadores desempleados.

La mecanización de los ferrocarriles en esos años en los Estados Unidos eliminó medio millón de empleos mientras que la aparición de los teléfonos con marcación rotatoria eliminó prácticamente a las telefonistas. En el campo, la mecanización de la agricultura suprimió el trabajo para millones de jornaleros agrícolas. El presidente Roosevelt en 1935 aseveró que probablemente la economía no sería capaz de reabsorber a todos los desplazados por las máquinas. Sin duda, la historia demostró lo contrario. Una década más tarde el desempleo había caído de 24 por ciento en 1932 a menos de cinco.

Esos temores se repitieron varias veces en el siglo XX, pero para 1966, cuando se publicó un reporte del Gobierno estadounidense para evaluar el impacto de la automatización sobre el empleo, el temor al “desempleo tecnológico” había sido casi totalmente vencido. Era claro que el “desempleo tecnológico” aumentaba provocado por la introducción de nuevas tecnologías que sustituían al trabajo humano, pero estos mismos avances generaban rápidamente nuevos empleos. Tras un breve proceso de capacitación, los desplazados encontraban pronto un nuevo empleo.

¿Será que ahora se está repitiendo la historia? La crisis que comenzó en 2008 provocó un enorme aumento en el número de desempleados en los países desarrollados. Para 2013 millones de empleos de la clase media se habían perdido. Y, según creen diversos “expertos” de los mercados laborales, muchos ya no regresarán. Por ejemplo, muy diversos servicios bancarios y logísticos han sido ya tomados por las máquinas. La cirugía es practicada cada vez más por robots. En las fábricas del mundo se utilizan más y más robots cuyos precios han disminuido rápidamente. Un reciente estudio de Boston Consulting Group plantea que para 2025 al menos una cuarta parte de los empleos manufactureros estarán a cargo de máquinas automáticas. En la industria automotriz, un soldador humano gana US$25 por hora, mientras que el mismo trabajo hecho por un robot soldador, más rápido y con menos errores, cuesta tan solo US$8.

Complejos algoritmos están ya escribiendo reportes corporativos así como sencillos artículos periodísticos, interpretando estudios médicos, calificando pruebas, y encontrando plagios en trabajos académicos. Asimismo estos algoritmos ya pilotean la mayor parte del tiempo a los aviones comerciales y deciden qué música comercial grabar y difundir. Google ha desarrollado un automóvil que no necesita chofer y que ha transitado varios cientos de miles de kilómetros en ciudades y carreteras sin ningún accidente. Los avances de la inteligencia artificial y la automatización parecen dibujar un futuro en el que los seres humanos seremos sustituidos en la producción económica por máquinas inteligentes. Sin embargo esto no sería utopía.

El reto que el futuro del creciente y, quizás permanente, “desempleo tecnológico” nos plantea, parece ser cómo obtener y gozar de los beneficios que las nuevas tecnologías nos proporcionarán, pero al mismo tiempo tratar de disminuir los costos sociales y humanos que esos increíbles avances tecnológicos nos cobrarán a todos.

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