Otro post sobre cigarrillos electrónicos

Cigarros sin humo… y sin regulación.

Foto por New York Times
Durante los 34 años que lleva fumando, Carolyn Smeaton ha intentado innumerables veces reducir su hábito de fumar tres cajetillas diarias. Los métodos que ha utilizado incluyen parches de nicotina, chicles de nicotina y hasta medicina especial con prescripción para dejar de fumar. Sin embargo, nada le ha funcionado.
Fue entonces, cuando vió un infomercial en la televisión de su casa, que Carolyn decidió probar los cigarrillos electrónicos. El infomercial prometía una opción menos peligrosa para satisfacer su adicción. El aparato de pilas que compró en internet le proporcionaba una dosis de nicotina libre de perfume pero con saborizante. Lo más importante: sin los aditivos y residuos de los cigarrillos regulares de tabaco. Además también emitía una nube blanquecina de vapor casi idéntica al humo del tabaco.
Siento que esto puede salvarme la vida,” afirma Carolyn Smeaton, de 47 años, que ha podido reducir su adicción a un paquete y medio de cigarros complementado con su e-cigarrette.
El hecho de que los cigarrillos electrónicos no estén aprobados por el gobierno norteamericano y que además no hay ningún estudio que mide sus consecuencias ni beneficios reales para dejar de fumar no ha detenido a miles de fumadores para comprarlos. Y es que además resultan muy convenientes pues no producen humo y pueden ser utilizados dentro de oficinas, restaurantes y aeropuertos. Incluso un distribuidor hábilmente utiliza el nombre de “Smoking Everywhere” (tr. Fumando en todos lados)
La reacción de autoridades médicas y grupos antitabaco son muy variadas pasando desde llamados públicos para que se hagan estudios de este producto, escepticismo y hasta críticas hostiles. Las personas que se oponen al uso de los cigarrillos electrónicos dicen que cuando se asegura que es la opción “más saludable” no se trata más que de rumores infundados, debido a que los componentes de los e-cigarettes nunca han sido estudiados ni probados en laboratorio para avalar su seguridad.

Ilustración por New York Times
De hecho, la Administración de Alimentos y Drogas estadounidense (FDA por sus siglas en inglés) se ha reusado a admitir docenas de cargamentos de e-cigarettes que llegan a Estados Unidos. La mayoría de los cargamentos vienen desde China, líder en la producción de los mismos pues empezó su fabricación hace 5 años.
…(los e-cigarettes) parecen ser productos que administran una droga y que no han sido aprobados,” dijo Karen Ripley, vocera de la FDA, “y como son productos no aprobados no pueden entrar a los Estados Unidos.”
A pesar de esta postura de la FDA, bastantes cigarrillos electrónicos han entrado al mercado estadounidense y proliferan en ventas a través del internet y kioskos en centros comerciales.
Pagando alrededor de $100 a $150 dólares americanos, un comsumidor puede comprar un paquete de principiante que incluye in cigarrillo con baterías y cartuchos intercambiables que típicamente contienen nicotina (aunque se pueden comprar sin ella), saborizantes y propylene glycol, un líquido que al vaporizarse produce el “humo falso” del e-cigarrette.
El propylene glycol se utiliza también como anticongelante y para hacer humo falso en producciones teatrales. La FDA lo ha clasificado como aditivo generalmente seguro en su utilización con comida. Sin embargo, no se saben las consecuencias de inhalarlo al día de hoy.
Básicamente no sabemos nada acerca de los e-cigarrettes. Nunca han sido probados, ni estudiados y tampoco sabemos si son seguros o no. Es más, ni siquiera sabemos si de verdad ayudan a la gente a dejar de fumar.” menciona el Dr. Hurt, director del Centro de Dependencia de Nicotina de la Clínica Mayo.
La venta de cigarrillos electrónicos es ilegal en algunas partes de Australia y Hong Kong. Otros países clasifican a los e-cigarrettes como de categoría medicinal y por tanto restringen su compra y prohiben su publicidad. En Estados Unidos hasta ahora se restringen los cargamentos que llegan desde fuera, sin embargo circula su venta en internet. Hay incluso un senador de Nueva Jersey que ha pedido que se prohiba su venta totalmente hasta que se lleven acabo estudios de este producto.
Los distribuidores de los cigarrillos electrónicos temen que se haga una ley en la cual el Congreso autorice a la FDA para regular también estos dispositivos.
Por ahora, los únicos estudios norteamericanos que se llevan a cabo acerca de los cigarrillos electrónicos corren a cargo de la Universidad Commonwealth de Virginia y son financiados por el Instituo Nacional de Cáncer. Estos estudios no abarcan las cuestiones en cuanto a la seguridad de fumar propylene glycol, sino acerca de la cantidad de nicotina procesada por los consumidores de los e-cigarrettes.
Otro estudio, llevado a cabo en la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda y financiado por Ruyan (una marca de cigarrillos electrónicos):
http://www.healthnz.co.nz
muestra que los consumidores reciben del 10% al 18% menos nicotina que cuando fuman cigarros regulares de tabaco.
En pocas palabras, aún no sabemos a ciencia cierta si funcionan pero cada uno de los consumidores que han hecho el cambio jura que sí.

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