Oportunidades laborales, trabajo en blanco y mitos en torno a la calidad del empleo


Cabe entonces preguntarse si la sola condición de “legalidad” del empleo –característica
del trabajo en blanco- garantizaría en sí misma niveles de calidad mayores a los
pre-existentes. Bastaría con recorrer la amplia bibliografía sobre estudios laborales,
para advertir rápidamente que los investigadores suelen tomar como indicadores un
conjunto de datos asociados al proceso de trabajo que se podrían resumir como
“Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo” (CyMAT)[5]. Entre estos indicadores
es común tener en cuenta, por ejemplo, los riesgos de salud laboral (tanto física como psíquica)
vinculados al proceso de trabajo; el tipo de tarea y los ritmos de producción; la frecuencia
y características de los accidentes de trabajo; la extensión de la jornada laboral;
el tipo de jornada (rotativa, con o sin fines de semana, diurna o nocturna, etc.);
la distribución de los tiempos de descanso; la existencia y aplicación de normas
que regulen la actividad laboral encuadradas en Convenios Colectivos de Trabajo;
el principio legal de igual salario por igual tarea; el valor efectivamente pagado por la
reproducción de la fuerza de trabajo; el grado de sindicalización y organización en los lugares
de trabajo de la fuerza laboral; y así sucesivamente. Es decir, una simple medición de
algunos de los índices de las CyMAT por rama de la industria, o servicios, bastaría para
poner en tela de juicio la supuesta igualdad de términos entre “legalidad” y “calidad” del empleo.
Con el propósito de orientarnos mejor respecto a este tema, consultamos al Lic. Oscar Martínez,
sociólogo e integrante del Taller de Estudios Laborales. Martínez explica que el problema
consiste en que actualmente no existe una estadística global que arroje datos válidos
acerca de la calidad del empleo derivada del proceso de trabajo, quedando supeditada
la posibilidad de obtener tales datos a la voluntad política de los sindicatos, y a su nivel de
organización en los lugares de trabajo. Según cuenta Martínez, en actividades como
call center, industria automotriz o bancaria -por mencionar algunas donde el nivel de
trabajo en blanco es elevado-, no podríamos llegar a afirmar que la calidad del
empleo sea por ello automáticamente alta, sino que, más bien, la tendencia general es
la opuesta, a pesar de la existencia de trabajo registrado.
Por todo esto, y en razón de la dificultad para obtener un panorama global sobre la
calidad del empleo en todas las ramas de la producción de bienes y servicios,
podemos hablar solamente, y de forma provisoria, de ciertas tendencias en los sectores
más activos de la economía; las cuales –así y todo- nos sirven en sí mismas
para echar por tierra aquella hipótesis según la cual la calidad de los puestos
de trabajo es identificable con su sola condición de trabajo legalmente registrado.
2-    Qué fuerza de trabajo.
Ateniéndonos únicamente a aquellas actividades económicas de mayor crecimiento
desde el 2010 en adelante (comercio mayorista y minorista, servicios en general,
servicios de intermediación financiera, industria manufacturera y agro-ganadería)[6]
podemos diferenciar cuatro tipos de mano de obra que son las más requeridas en los
avisos de búsqueda por internet de agencias laborales, consultorías, o
departamentos de Recursos Humanos de las mismas empresas:
a)    Fuerza de Venta de Servicios Financieros: dirigida mayormente a jóvenes estudiantes
de entre 18 y 30 años, con experiencia en venta de productos bancarios o afines.
b)    Técnicos y profesionales: dirigida a una mano de obra de alta calificación en el
manejo de tecnologías.
c)    Operarios: dirigida a técnicos calificados en el uso de herramientas productivas.
d)    Mano de obra de baja calificación para tareas diversas.[7]
Esto quiere decir que la oferta laboral relacionada a los nuevos puestos de trabajo
en las ramas más activas de la economía, requieren una especialización de la
mano de obra que incluye el dominio de tecnologías de avanzada; o de varios idiomas
y experiencia previa a baja edad, en el caso del sector terciario -condiciones que
no toda la población activa que busca trabajo posee-. Y en el caso de no contar con
la experiencia, la edad o el nivel de calificación requerido, lo que le aguarda a esa
franja intermedia es la oferta destinada a la mano de obra de escasa calificación.
Otra pregunta que surge en relación a la reactivación económica y la inserción laboral,
es saber si el sistema educativo, por un lado, y la transmisión de determinados
saberes y oficios -interrumpida hacia fines de la década del 90-, por el otro,
se complementan -o no- con los requerimientos de la industria y la actividad económica.
Pero una cuestión, aún más radical que la anterior, sería determinar si la función
última del sistema educativo debería ser, sin más, la sumisión ante las metas del
desarrollismo económico.
Éstos son los temas menos discutidos por nuestra sociedad.
¿Qué pensarán al respecto los lectores?
Por: Martín Samartín
[1] Ministerio de Economía de la Nación. Cuadro “Empleo e Ingresos
Empleo y Desocupación”.http://www.mecon.gov.ar/basehome/pdf/indicadores.pdf

[2] Informe trimestral de estadísticas laborales y económicas;
Taller de Estudios Laborales:http://tel.org.ar/spip/est.html

[3] Ibíd, Taller de Estudios Laborales, informe completo en PDF
descargable de la misma fuente.

[5] Existe cuantiosa bibliografía disponible producida por el CONICET y por el
Taller de Estudios Laborales.
[6] Ministerio de Economía de la Nación. Cuadro “Actividad –
Sectores Económicos”.  http://www.mecon.gov.ar/basehome/pdf/indicadores.pdf

[7] Fuentes: Empleos Clarín, Zonajobs, Bumeran, Jobomas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Revista Cantarock: Varios números para descargar

Heladeras Patrick - No Las Compres!

Ley SOPA PIPA ACTA: Guerra Mundial en la Web (World War Web) - Basta de Censura: Internet es Libre!