Mas de Leo Masliah
N. del A: Para mi escribe Muucho mejor prosa que canciones...
:
:
Leo Masliah
Humorista, músico y escritor uruguayo nacido en Montevideo, en 1954. Cuenta con más de 30 discos editados en Uruguay, Argentina y Chile, y casi tantos libros, más 10 obras de teatro estrenadas. Sus obras, tanto las musicales como las literarias, suelen ir acompañadas de un estilo humorístico en el cual recurre a lo absurdo como elemento lúdico.
ALGUNOS CUENTOS :
Horoscopos y otras sentencias
Aries Este mes los astros no ejercerán ningún tipo de influencia sobre usted. Siéntase libre de hacer lo que quiera, y como quiera.
Tauro Habrá importantes novedades en el amor, pero usted no estará al tanto de ellas. En todo caso, pregunte al diariero o a la señora de la panadería. Ellos podrán pasarle algún chisme.
Géminis La lectura de un horóscopo tendencioso y redactado por astrólogos inexperientes y sin escrúpulos le acarreará numerosas dificultades.
Cáncer Estás demasiado receptivo en relación con los demás. Tu receptividad no se ajusta a la medida de la situación. No creas que te van a dar tanto.
Leo Mercurio entra en un signo hostil. Evite mezclar amor con dinero, salvo, naturalmente, que ésa sea su forma de ganarse la vida.
Virgo Se presentarán nuevos miembros en la familia, ya sea por nacimientos, casamientos, o simple generación espontánea de primos, tías o cuñados.
Libra Se ha adentrado usted en un otoño benévolo al que seguirá un crudo invierno para el que conviene prepararse desde ya. Consuma vitamina C.
Sagitario Usted vive en el hemisferio sur, y desde ahí no tiene posibilidades de ver la Osa Mayor, que es su constelación de la suerte. Venda todo y emigre, o cómprese un osito de peluche.
Escorpio El tiempo no pasa para usted. Sus actividades son rutinarias y consisten en interminables ciclos monótonos y reiterativos. Si quiere saber más, consulte el horóscopo de la semana pasada o el de la anterior.
Capricornio Si te cuidas adecuadamente y evitas los excesos tanto en la comida como en el sueño y en cualquier otra actividad física, tendrás una semana signada por un excelente estado de salud. Mucho mejor que el de la semana que viene.
Acuario Alcanzará grandes metas, y cuando las haya alcanzado ya no sabrá qué hacer. Es una lástima que no haya pensado en esto antes.
Piscis Se presentarán algunas dificultades económicas y para sobrellevarlas usted no tendrá más remedio que convertirse en informante de la policía. Sin embargo, no permita que su desesperación lo/a ponga en desventaja. No acepte ciegamente la primera oferta. La información que usted tiene es de gran importancia, así que... hágala valer.
LOS 101 DÁLMATAS
El dálmata número 47 le preguntó al 78 :
–Vos qué número sos.
–Soy el 49 –contestó él, y de buena fe, porque creía realmente que ése era su número.
–Ah –dijo el otro, y anotó algo en una libretita. Se la daba de escribiente–. Y cómo te llamás.
–Me llamo 16. De nombre. Mi apellido es 83. Pero me dicen 5.
Satisfecho, el dálmata 47 se fue a olisquear cerca de otro de sus congéneres, el 16.
–Qué número sos –le preguntó.
–Ya perdí la cuenta –contestó ese perro en un idioma que, para expresar eso, exigía la emisión de 11 ladridos.
Otro dálmata, que había oído la pregunta, dijo con el hocico en alto: –Mi padre es el 60, pero yo lo superé. Soy el 61.
–Sí –objetó el 16, molesto–, pero tu padre tiene 44 manchas, y vos tenés 26.
–Porque mi madre tiene solamente ocho –se defendió él–. Yo saqué el promedio.
En eso, entró a la perrera un dálmata al que ninguno de los presentes conocía. Tenía una etiqueta colgada del cuello, con el número 102. Y no venía solo. Lo secundaban el ladrón número 41 de Alí Babá, el octavo samurái, el noveno pasajero, el pasajero 58, el cuarto chanchito (que estaba vestido de mosquetero), el 13 del patíbulo, el sexto latino de Estela Raval, el quinto grande de Agatha Christie (disfrazado como el indiecito número once), y el 41 principal del ránking de la semana. Cada uno de todos estos advenedizos tenía un ejemplar del onceavo mandamiento, profusamente comentado por Juan Pablo Tercero.
El dálmata número 47 le preguntó al 78 :
–Vos qué número sos.
–Soy el 49 –contestó él, y de buena fe, porque creía realmente que ése era su número.
–Ah –dijo el otro, y anotó algo en una libretita. Se la daba de escribiente–. Y cómo te llamás.
–Me llamo 16. De nombre. Mi apellido es 83. Pero me dicen 5.
Satisfecho, el dálmata 47 se fue a olisquear cerca de otro de sus congéneres, el 16.
–Qué número sos –le preguntó.
–Ya perdí la cuenta –contestó ese perro en un idioma que, para expresar eso, exigía la emisión de 11 ladridos.
Otro dálmata, que había oído la pregunta, dijo con el hocico en alto: –Mi padre es el 60, pero yo lo superé. Soy el 61.
–Sí –objetó el 16, molesto–, pero tu padre tiene 44 manchas, y vos tenés 26.
–Porque mi madre tiene solamente ocho –se defendió él–. Yo saqué el promedio.
En eso, entró a la perrera un dálmata al que ninguno de los presentes conocía. Tenía una etiqueta colgada del cuello, con el número 102. Y no venía solo. Lo secundaban el ladrón número 41 de Alí Babá, el octavo samurái, el noveno pasajero, el pasajero 58, el cuarto chanchito (que estaba vestido de mosquetero), el 13 del patíbulo, el sexto latino de Estela Raval, el quinto grande de Agatha Christie (disfrazado como el indiecito número once), y el 41 principal del ránking de la semana. Cada uno de todos estos advenedizos tenía un ejemplar del onceavo mandamiento, profusamente comentado por Juan Pablo Tercero.
LA TORTUGA
Salí a caminar porque me sentía solo y el tedio me abrumaba. Afuera el sol resplandecía. Las nubes también pero más oscuros. Llegué al parque y me llené los bronquios de aire pura. Los ojos de los árboles se movían a impulso de una brisa fresca y delicado que hacía tintinear además los esqueletos de algunos insectos muertas contra fragmentos de botellas rotos. Me acerqué al lago y vi que una tortuga trataba de avanzar por el barro pugnando por llegar hasta el agua. No la dejé. Su caparazón era duro y su semblante inteligente y serena. Me la llevé para casa, a fin de paliar mi soledad. Cuando llegamos la puse en la bañera y me fui a buscar en la biblioteca un libro de cuentas para leerle. Ella escuchó atento, interrumpiéndome de vez en cuando para pedirme que repitiera alguna frase que le hubiese parecido especialmente hermoso. Luego me dio a entender que tenía hombre y ya me fui nuevamente al lago a buscar alga que le resultara apetecible. Recogí pasto y una planta de ojos verdes oscuras. También junté algún hormiga, por si acaso. De nuevo en casa, fui a llevar las cosas al baño, pero el tortuga no estaba allí. Lo busqué por todas partes, en el ropero, la refrigeradora, entre los sábanos, alfombras, vajillo, estantes, pero no hubo casa, no lo encontré. Entonces me vinieron deseos de ir al baño y los hice, pero cuando tirábamos la cadena comprobaste que el inodoro estaba tapada. Se les ocurrió entonces que the tortuga podía haberse metida allí. ¿Cómo rescatarlos? Salí de casa y caminé hasta encontrar una alcantarilla. Levantéi la tapa y me metisteis ahí. No habían luces. Caminéi. Los pies se me mojarán. Una rata morderói. Yo seguéi. "¡Tortuguéi, tortuguéi!", gritéi. Nodie contestoy. Avancex. Olor del agua no ser como la del lago. "¡Tortugúy, vini morf papit!", insistiti. Ningún resultoti. Expedición fútil.Salí del cantarillo y en casa me limpí y me preparó cafés. Lo tomés a sorbo corta, mirondo televicián. En sópito ¿qué vemos in pantalla? Tortugot. "¿Cómo foi a parar alá?", le preguntete. Y ella dijome ofri con dichosa contestaçao: "No por Allah: Budapest. Corolarius mediambienst cardinal e input fosforest". A la que je la contesté "bon, but mut canalis et adeus, Manuelita"."¡Nai, nai!", dictio tort, "eu program mostaza interesting"."Demostric", pidulare.Tons turtug bailó, candó, concertare, crobacía y magiares, asta que yo poli me zzz.
Salí a caminar porque me sentía solo y el tedio me abrumaba. Afuera el sol resplandecía. Las nubes también pero más oscuros. Llegué al parque y me llené los bronquios de aire pura. Los ojos de los árboles se movían a impulso de una brisa fresca y delicado que hacía tintinear además los esqueletos de algunos insectos muertas contra fragmentos de botellas rotos. Me acerqué al lago y vi que una tortuga trataba de avanzar por el barro pugnando por llegar hasta el agua. No la dejé. Su caparazón era duro y su semblante inteligente y serena. Me la llevé para casa, a fin de paliar mi soledad. Cuando llegamos la puse en la bañera y me fui a buscar en la biblioteca un libro de cuentas para leerle. Ella escuchó atento, interrumpiéndome de vez en cuando para pedirme que repitiera alguna frase que le hubiese parecido especialmente hermoso. Luego me dio a entender que tenía hombre y ya me fui nuevamente al lago a buscar alga que le resultara apetecible. Recogí pasto y una planta de ojos verdes oscuras. También junté algún hormiga, por si acaso. De nuevo en casa, fui a llevar las cosas al baño, pero el tortuga no estaba allí. Lo busqué por todas partes, en el ropero, la refrigeradora, entre los sábanos, alfombras, vajillo, estantes, pero no hubo casa, no lo encontré. Entonces me vinieron deseos de ir al baño y los hice, pero cuando tirábamos la cadena comprobaste que el inodoro estaba tapada. Se les ocurrió entonces que the tortuga podía haberse metida allí. ¿Cómo rescatarlos? Salí de casa y caminé hasta encontrar una alcantarilla. Levantéi la tapa y me metisteis ahí. No habían luces. Caminéi. Los pies se me mojarán. Una rata morderói. Yo seguéi. "¡Tortuguéi, tortuguéi!", gritéi. Nodie contestoy. Avancex. Olor del agua no ser como la del lago. "¡Tortugúy, vini morf papit!", insistiti. Ningún resultoti. Expedición fútil.Salí del cantarillo y en casa me limpí y me preparó cafés. Lo tomés a sorbo corta, mirondo televicián. En sópito ¿qué vemos in pantalla? Tortugot. "¿Cómo foi a parar alá?", le preguntete. Y ella dijome ofri con dichosa contestaçao: "No por Allah: Budapest. Corolarius mediambienst cardinal e input fosforest". A la que je la contesté "bon, but mut canalis et adeus, Manuelita"."¡Nai, nai!", dictio tort, "eu program mostaza interesting"."Demostric", pidulare.Tons turtug bailó, candó, concertare, crobacía y magiares, asta que yo poli me zzz.
Comentarios
Publicar un comentario