Cuento E de Leo Masliah
Esteban estaba ensimismado en el estudio.
Eduviges entró, exaltada.
- ¡Estoy enferma! - exclamó.
Efectivamente escupía excrementos.
Esteban, embotado, eludió expedirse.
Ella exhortó, enojada:
- ¡Escúchame! Estoy experimentando endemoniados espasmos estomacales!
- Es el espárrago - estipulo él - Estaba envenenado, evidentemente.
- ¡Estúpido! Estabas enterado!
- Estás equivocada.
Eduviges eructó estrepitosamente.
- Estás esparciendo estiércol en el éter
- Esteban escudriñó el entorno.
Estaba enteramente embadurnado en el escatológico elemento.
- ¡Esteban, enviame el especialista en enterología!
El entró en erección.
- En este estado eres en extremo excitante - explicó.
Eduviges espectoró en el enduido.
-¡Eso, eso! - enfervorizó él
Ella expelió el esófago.
Enseguida expiró.
Entonces él...
eyaculó.
- ¡Estoy enferma! - exclamó.
Efectivamente escupía excrementos.
Esteban, embotado, eludió expedirse.
Ella exhortó, enojada:
- ¡Escúchame! Estoy experimentando endemoniados espasmos estomacales!
- Es el espárrago - estipulo él - Estaba envenenado, evidentemente.
- ¡Estúpido! Estabas enterado!
- Estás equivocada.
Eduviges eructó estrepitosamente.
- Estás esparciendo estiércol en el éter
- Esteban escudriñó el entorno.
Estaba enteramente embadurnado en el escatológico elemento.
- ¡Esteban, enviame el especialista en enterología!
El entró en erección.
- En este estado eres en extremo excitante - explicó.
Eduviges espectoró en el enduido.
-¡Eso, eso! - enfervorizó él
Ella expelió el esófago.
Enseguida expiró.
Entonces él...
eyaculó.
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